32-CAROLINA BÁEZ GUENBERG
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32-CAROLINA BÁEZ GUENBERG
Cuando le dijeron que su número de la lotería nacional era el premio mayor se desvaneció y cayó rodando por las escaleras venecianas de su casa de campo; la creyeron muerta ¡pero que va!,estaba sumida en su propio extasis producido por la noticia ganadora.
Era Carolina hija del maestro pintor Joachim Baez y de Theresa Guenberg,una acaudalada alemana hija del marqués de Guenberg,venida a menos en riqueza y quien unió su destino al hombre que pintaba los mejores atardeceres.
Carolina creció en medio de dificultades económicas pero su sentimiento de saberse nieta de marqués nunca le permitió mostrar sus reales necesidades y apuraba,eso sí ,los escasos caudales de sus padres para fingir lo que en realidad ya no era.
El ser ahora ganadora del premio mayor de la lotería nacional le permitiría,como no,hacer realidad lo que fingía y presentarse,ahora sí, como nieta de hombre de alto abolengo.
La comitiva de la empresa de rifas se acercó a su casa para comunicarle oficialmente la fausta noticia de ser la acreedora de los doscientos millones de dólares que le había brindado la suerte gracias a poseer el billete 0000 serie 00.
Cuando escuchó al hombre que tenia aspecto de sota de oros y voz becerril, creyó que el corazón se le iría a partir en dos porque le notificaba con rostro compungido que sí era el billete pero que no era válido por la rasgadura transversal que impedía leer con claridad el 0000.
Así , con tan infausta notificación, destruían su castillo de naipes,mandaban el carajo su soñada colección de prendas de grandes diseñadores,las joyas de Tiffani,las esmeraldas de Colombia,los coches rápidos italianos y en fin todo lo que había soñado y
que la divina suerte venía a restituirle dándole todo lo que pensaba merecido por ser quien fue su abuelo.
Señor,ruegole por favor que acepte mi billete de lotería,coincidí con el número ganador,si señor.
El hombre se quitó los anteojos que parecían de culo de botella y sentenció :señora Carolina Báez Guenberg usted ,desafortunadamente ya no es la ganadora del premio mayor porque su billete ,como usted observa,presenta rasgadura y esto lo inválida.
Dicen las malas o buenas lenguas que la mujer cayó en un estado de tal descuido que no se le volvió a ver fuera de su casa y aunque sus padres le suplicaban que retomase nuevamente la realidad ella permanecía anclada en la indiferencia con la vida.