298-DIARIO DE NICOLÁS PADRÓN (2)
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298-DIARIO DE NICOLÁS PADRON(2)
La mente me lleva,sin poder evitarlo,hacia la enésima recomposición del día en que se sucedieron los hechos que me precipitaron en el oscuro interior de este destino que ahora debo soportar.No puedo hallar los hilos de la función.Eduardo Yarza mi mejor amigo,el muchacho que creció conmigo en el mismo barrio,casa enfrente de casa.Juntos fuimos a la escuela.Juntos nos perdíamos en las llanuras elevando cometas de papel de seda en los vientos de enero y juntos fabricamos una filosofía infantil que resolvía los graves problemas surgidos del odio y de a contradicción que veíamos en los mayores.
A los dieciocho años descubrimos juntos,también,el amor de las muchachas de nuestro barrio y sentimos con gran emoción cómo las puertas de una vida nueva y llena de plenitud se abría a nuestros corazones ávidos de descubrimientos y sensaciones...íCómo yo,precisamente yo,habría de asesinar al mejor amigo!.
Era miércoles,sí,lo recuerdo muy bien porque ese mismo día se escapó de la manada un novillo que era conducido por expertos pastores,por nuestras estrechas calles hacia el matadero municipal.Aquel día Eduardo y yo nos encontramos por casualidad.
-Te vienes conmigo Nicolás a Palmira?-fue el saludo gozozo que me dió cuando nos encontramos.
-¿A Palmira? ¿Por qué a Palmira?-le pregunté intrigado.
Eduardo meció la cabeza de un lado a otro,levemente,dándome a entender que yo era muy despistado porque cinco días antes me había contado los planes que tenía de verse con la mujer de sus sueños.
-íPues María Teresa me invitó a su casa de Palmira,ya lo olvidaste?- -íClaro que no lo he olvidado-dije rotundamente para que no dudase de mi poca memoria-es que además venía pensando,después de ver al novillo suelto,en la inmortalidad del toro y por supuesto en el alma combativa del pobre animal que fue reducido a golpe de perdigones y palos-acabé explicando inventando la disculpa.
-Déjate de filosofías raras Nicolás Padrón y contestame ¿vienes conmigo,sí o no?.
Eduardo se quedó con los ojos clavados en el suelo como si un sentimiento extraño y huidizo,al mismo tiempo,le hubiese tapado brevemente la visión de su cielo particular.
-Sí hombre,voy,pero endereza el semblante que te acabas de parecer a un muerto.
Eduardo levantó bruscamente los ojos hacia los míos para decirme categóricamente:íSaldremos en un par de horas en la Flota Magdalena,ya tengo los tiquetes
Le pregunté qué clase de ropa debería llevar porque desconocía la temperatura de Palmira y no tenía ni la más mínima idea sobre el tiempo que gastaríamos allí
-íA las ocho en punto de esta noche nos encontraremos en la estación d buses
Tráete unos pantalones y un par de camisas que con eso bastará,íah! y no te olvides,por favor querido Nicolasito traerte una botellita de aguardiente porque el camino es largo y el corazón siempre está ansioso de locura y placer.
No tuve tiempo ni hallé excusas para decirle que no le acompañaría.En verdad no tenía demasiados deseos de dejar durante aquellos días a mamá sóla porque estabamos próximos a cumplir el segundo aniversariode la muerte de papá y aunque también sentí una incómoda sensación en la nuca pensando en aquel viaje no acerté a decirle a Eduardo que no iría
A donde vas hijo?-me preguntó mi madre cuando me vió hurgando en los cajones del armario buscando un bolso en el cual meter la ropa
-Para Palmira mamá-le respondí sin ganas de explicarle demasiado
-Y qué pasa en Palmira hijo
Ni yo mismo lo sé mamá,pero Eduardo me ha pedido el favor de que le acompañe pues María Teresa lo ha invitado a su casa y además parece que tiene cosas importantes que contarle
-)Y quién es esa tal María Teresa?-continuó preguntando inquieta mi madre
-íPues su novia!,¿O es que no te lo había dicho
-íCada pareja en su reja!-sentenció mi madre-pues es su novia y no la tuya y eso de andar acolitando noviazgos no suele traer buena suerte
-íEso son supersticiones mamá,puras supersticiones
Quise reírme del raciocinio ingenuo de mi madre pero un frío extraño que se aposentó momentáneamente en mi estómago me apartó del deseo de seguir polemizando porque lo interpreté como una chispa de miedo y ¿qué mas tonto que el miedo?,me pregunté
-De todas formas,mamá-dije con acento dulzòn-iré,porque es un buen amigo y le debo favores,de los cuales ya te contaré a mi regreso
-Pues que Dios te acompañe hijo y cuídate mucho porque el mal nos acecha en todas las esquinas y no vaya a ser que caigas en cualquier trampa del destino.Además,querido Nicolás,Eduardo querrá conseguirte una novia en Palmira porque los tríos nunca van bien.
Mi madre se hundió en el interior de la casa mientras me bendecía y mascullaba con queja:íSiempre me debo quedar sola cuando más compañía necesito
Llegué faltando un minuto para las ocho.Eduardo se hallaba nervioso y alterado porque el bus estaba dispuesto a salir.Cuando me vió llegar se le inundaron los ojos de alegría y todo su cuerpo recobró La Paz
-Pensé marica que no me irías a acompañar!-gritó cuando me vio llegar corriendo
-Cuando digo que te acompaño es porque te quiero acompañar.Desgraciadamente-le dije con acento que fingía disgusto-estos malditos taxis se enredan en el centro de la ciudad y no aciertan a llegar a tiempo a sitio alguno-le dije.
El bus cuando sonaron las ocho campanadas de la iglesia vecina,inició su camino.
Sus aproximadamente cincuenta pasajeros reían,hacían bromas los unos con los otros,fumaban algunos como locos hasta el punto que se hacía irrespirable.Un par de borrachos que ya irían por su décima copa cantaban acompañados por un guitarrista abstemio que hacía todo lo posible por adaptarse a los desarmónicos y ya confusos borrachos los cuales,por las cosas que decían,parecían pertenecer al gremio de los cacharreros que tan abundantes eran y son en nuestra ciudad
Cómo te parece el ambientico del bus,Nicolasito?-me pregunto Eduardo con aire de satisfacción al notar la euforia general que reinaba entre los pasajero.
-íLa verraquera!,aunque este maldito humo no deja ni ver el paisaje que rueda allá fuera.
-Déjate de bobadas y sácate esa botellita que traes por ahí escondió-me ordenó Eduardo
No será aún muy temprano para iniciar la bebienda?-le dije
-Déjate de pendejadas y vamos al grano,saca el elixir de la vida muchacho lo olvidaste?-me preguntó con ojos inquietos
-Abrí el bolso y saqué la transparente botella de aguardiente que tuve que camuflar entre las camisas para que mi madre no se percatase de nuestras intenciones de borrachera viajera
Eduardo cuando destapó la botella compusó con sus gestos el mejor poema que adicto alguno al aguardiente haya compuesto:con gran ceremonia y pausa olió una y mil veces el preciado licor antes de atreverse a dar el primer lance a la botella y con delicado y agradecido acento recito el gran poema de Diógenes Restrepo a la bondad del aguardiente de caña
-íA tu salud Nicolás Padrón y a la de María Teresa que debe estar durmiendo y soñando con su glorioso amante,que soy yo!-cantó lleno de felicidad
Sorbí después de él a pico el primer trago que me produjopatinazo estomacal.
-Déjate de hacer muecas porque ya verás los próximos tragos la cara celestial que te pondrán dijo Eduardo -el primero es el difícil,los demás son los gloriosos
A medida que avanzaba nuestro camino en medio de la noche nuestro cerebro fabricaba,gracias a los efluvios del alcohol,nuevas personalidades,alegrías y gozos distintos parecidos a espejismos del desierto
Sabes una cosa Nicolás Padrón
-Y mil cosas-le contesté inundado por las ondas continuas de broma y golgorio
-íPues anoche soñé contigo y la pesadilla que me estrujó el cerebro me dejó muy inquieto,aunque viéndolo bien una pesadilla no es más que eso:una pesadilla
Entonces Eduardo que me había visto convertido en un enorme pájaro que tenía cabeza de caballo negro y las patas de ganzo,me vió lanzar en vuelo desde lo alto de una montaña que parecía tocar el cielo."En el momento en que te lanzaste al vacío Nicolás Padrón-dijo Eduardo embalado por el ansia narrativa-un relámpago iluminó el cielo que era ceniciento y una tormenta de piedra tamborileó sobre los tejados delas casas de la ciudad,pero lo que me produjo verdadero susto,en medio del sueño,fue cuando ví que un rayó te partía en dos y caías pesadamente en medio de la plaza principal de una ciudad desconocida convertido en una bola de fuego.íCómo lloraban y corrían las gntes espantadas cuando te vieron caer
-íVaya fantasía la que tienes!-le dije bromeando con su narración
-Y eso no es todo Nicolás Padrón.Sabes a quién le caíste encima? íPues a mí!,me aplastaste con todo tu peso.Sólo alcance a ver tus ojos en la cara de caballo que llevabas en tu cuerpo de pájaro
Y te moriste o no?-le pregunté intrigado por el desarrollo del sueño
-Me desperté gritando como un loco porque me sentía morir bajo tu peso y el fuego que te devoraba.Mi hermana María tuvo que abrir la puerta de mi habitación y así poder sacarme de tan horrible pesadill.
El camino hacia Palmira se hizo tan corto que no tuvimostiempo de observar la enorme panza de río Cauca iluminada por la luna llena.Los puebitos solitarios y poco iluminados parecían,a veces,pueblos de fantasmas antiguos.Pero sí pudimos deleitarnos con los olores a campo y boñiga venidos de todas partes,y pudimos sentir las vaporadas cálidas de aires que traían fragancias de múltiples plantas crecidas entre los bosques que bordean al enorme río.
El día reventó hecho un raudal de luz en todos los espacios.A pesar de que teniamos los ojos algo abotagados por el sueño y el alcohol, no dejamos de deleitarnos en el inmenso y largo valle que enmarcaba la llegada a Palmira
En la terminal de buses nos esperaba María Teresa acompañada con su mejor amiga "La Azafrana",apodo que le pusieron de niña porque su madre siempre le ponía un enorme moño del color del azafrán,convencida de que esto traería suerte a la muchacha
Eduardo cuando la vió desde el bus acompañando a su amada María Teresa me advirtió:"La Azafrana es la hembra mejor puesta en las artes del amor de cuantas mujeres habitan en este mundo y con eso te digo todo,Nicolasito"-acabó diciéndome después de darme una palmada complaciente en la espalda indicándome que era bello lo que a mis ojos se presentaba
La Azafrana cuando nos vió llegar saludó a Eduardo con efusivos gestos pero sus ojos los clavó en los míos,con tal fuerza,que no pude resistir su enérgica mirada
En su rostro la luz diáfana del valle se reflejaba con dulzura sin igual.Sus ojos eran negros como una noche sin luna.Sus manos delicadas parecían palomas nerviosas y su talle voluptuoso y bien marcado,adivinado a través de su vestido blanco y transparente,insinuaba,a cualquier hombre,el abanico de gozos encerrados en su cuerpo
Cuando descendimos del bus amarillo y recargado de olores y humos,María Teresa se abalanzó sobre Eduardo prodigándole tal caudal de besos y zalamerías que no tuvo tiempo,en esos primeros instantes,de reparar en mi presencia,ni mis ojos tenían ,la verdad sea dicha,tiempo para mirarla porque los míos estaban apresados por La Azafrana
-Me llamó María de las Nubes me dijo La Azafrana al adivinar que era el acompañante de Eduardo.
-Soy Nicolás Padrón-le respondí tembloroso y tímido.
-Ya lo sabía;lo adiviné cuando ví tu cara enmarcada en la ventanilla del bus con la de Eduardo.
-Pues me alegro de conocerte-le dije con voz algo frenada por la respiración casi entrecortada que me producía la visión de aquel ángel de veinte años aparecido en mi vida.
Mientras la hermosa María de las Nubes se dirigía a saludar al enamorado Eduardo que apenas se reponía de la acometida amorosa de María Teresa,tuve tiempo para detenerme,sin que ella lo advirtiera,en sus caderas maravillosamente contorneadas,en su talle esbelto,en sus piernas con la piel tensa y melodiosa del tambor y pude gozar al observar que el aire que se arremolinaba en el interior de su falda blanca dejaba al descubierto el pedestal de sus muslos hermosos y brillantes
Cómo te parece la pareja que te hemos buscado Nicolasito?-me preguntó Eduardo rompiendo,con risas bromistas,mi contemplación-te presento a mi tesoro escondido,esta es María Teresa.
-Me alegro de conocerte María Teresa,Eduardo me ha hablado mucho de ti.
-Y de tí también-me respondió la muchacha que apenas cumplíaveinte años que le circulaban por un cuerpo armónico,moreno,lleno de candor y hermosura,y dotado de enormes ojos negro grandes y vivos.
-¿Te gustan mis piernas Nicolás Padrón?-me preguntó a bocajarro María de las Nubes.
Sentí en ese momento que la sangre me circulaba veloz por la cara y fue tal el rubor que se trepó en mis mejillas que mis tres acompañantes rieron a carcajada suelta
-Te lo preguntó -aclaró la hermosa Azafrana-porque el viento nos juega bromas e indiscreciones a las mujeres que vestimos faldas.
La verdad es que descansé con su explicación porque pensé,en un principio,que ella se había percatado de que ,antes del remolino aéreo,la observaba con demasiada avidez.
-Sí,estos vientos revuelven las cosas y le cambian el orden al mundo-respondí como tratando de buscar algún argumento y distensión que hiciese volver mi sangre a su normalidad.
-Y,¿mucho aguardiente Eduardo,cariño mío?-preguntó María Teresa que espantaba con la palma de la mano el tufo que nos salía desde el estómago vacío -Unos pocos traguitos,ya sabes que el camino es largo y si uno no lo alegra se sufre cruzando tan enormes precipicios.
-Sí,es verdad-corroboré a las palabras del amigo al cual nunca le escuché antes sacar el
NOTA:hasta aquí lo escrito por Nicolás Padrón y tal cual ,lo transmito.
Siempre he guardado estos trozos de diario novela de aquel prisionero que soñaba con escapar de aquella isla no en alas mecánicas como sus compañeros sino en las alas de la fama de escritor reconocido.
Siento profundamente,por razones del destino,no haber podido secundar el sueño de aquel ser humano que quiso ser libre.