297-DIARIO DE NICOLÁS PADRÓN (1)
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297-DIARIO DE NICOLÁS PADRÓN (1)
Cuando visité la prision de alta seguridad de Gorgona en el Pacífico colombiano,tuve la posibilidad en 1970 de convivir unos días con los presos allí recluidos ,gracias al permiso que me fue otorgado por el Ministerio de Defensa por ser profesor universitario e interesado en llevar con algunos de mis alumnos medicinas y querer realizar un guión para un film sobre la prision.
Sumidos en el desespero ,los presos urdían todo tipo de estrategias para huir de aquel imposible lugar.Me rogaban que cuando volviese al continente les enviase revistas de Mecanica Popular porque a través de ella podrían construir algún artefacto volador que les permitiese huir de la isla prision .Otros
soñaban en su desespero en construir pequeños submarinos e incluso uno de ellos pensaba que podría estudiar sobre máquinas para teletranportacion inspirado en el film la mosca de Kurt Neumann y así poder huir sin dejar huella.
Pero me llamó poderosamente la atención un preso al cual llamaré,para preservar su anonimato,Nicolás Padrón quien escribía un diario y con el cual pensaba salir de allí acortando su pena pues creía firmemente que si lograba construir un diario con un año de su vida podría vender el libro y hacerse famoso y conseguir perdón oficial.
El hombre me regaló dos dias de su diario y lo entrego exactamente como el me lo dio porque guardaba la esperanza de que hablase con alguna editorial que se interesase en su diario o en su libro como el soñaba.
No volvi a saber de aquel hombre y si hoy viviese tendría aproximadamente 108 años lo cual es casi improbable dada su precaria vida de prisionero juzgado por homicidio.
Haré dos entregas de la parte del diario que me fue entregado por Nicolás Padrón.
24 de agosto de 1968
El sol remontó la montañita.Un olor a tarde perfumada penetra hasta lo más íntimo de mi calabozo.El sonido melancólico y aturdidor de la sirena que avisa,con su ulular apocalíptico ,que la cerca de alambre es a partir de las cinco de la tarde,muerte eléctrica.
Alcanzó a divisar por la hendidura de la puerta que da hacia el largo corredor,la procesión resignada de los presos que acuden sumisos y amargados a sus respectivas celdas.
Pero no tengo suficiente capacidad en el hueco de mi cerebro para pensar en ellos porque debo recordar,antes que nada,quién soy y por cual o cuales extrañas y fatales razones estoy privado de la luz del día.
Sí,han pasado tres años.No soy aquel muchacho asustado y limpio que cayó en la turbulencia de la cárcel.He perdido el instinto de la vida y desconozco el amor.Sólo cabe en mi alma el sentimiento de odio mezclado con la desesperación.
Quién tendrá la suficiente fuerza moral en la tierra o en el cielo para que pueda comprobar ante los cuatro vientos que no fuí yo quien asesinó a Eduardo Yarza?
Cuando mis ojos se hallaron con el dedo implacable del juez culpándome y
condenándome,mi pobre conciencia vagaba !pobre de ella!,por esos laberintos oscuros sin entender el por qué se me acusaba de algo que ni entendía ni había cometido.Desconocidos testigos aparecidos,nunca supe de dónde,se sumaron al dedo acusador del juez y me declararon como la criatura más miserable de la tierra.
Y entonces el anciano juez,el adusto juez,el impersonal juez leyó su rápido
veredicto:"Nicolás Padrón,Nicolás Padrón-repitió aclarando el timbre de la voz-las leyes de esta Nación te condenan a cadena perpetua por la muerte de Eduardo Yarza,muerte producida con premeditación y alevosía".
La sangre se me congeló momentáneamente en las arterias y mis respiros dieron paso al camino de la pesadilla humillante que debía recorrer.
Quise abrir la boca con toda la fuerza de mi ser para interrogar a mis acusadores sobre el por qué habría yo de matar a mi mejor amigo pues sabía perfectamente que nunca atentaría contra la vida de Eduardo Yarza,sí,mi mejor amigo.Pero las palabras en un principio,debido al atontamiento sufrido por el estupor creciente,no lograron aflorar para exigir que se me demostrase mi culpabilidad,para que me aclarasen las circunstancias en las cuales había roto la vida del amigo;palabras para solicitar a mis amigos y conocidos para que compareciesen y rectificasen las acusaciones de los testigos y del juez.Suplicaba,desde lo profundo de mi ser,que me llevasen a ver la tumba en la cual reposaba Eduardo Yarza ;pero el mundo cerró sus oídos a mis ruego y nada ni nadie,podría salvarme de la máquina tenebrosa en la que había caído.
Dos fuertes policías con la mirada oculta detrás de unos gruesos cristales opacos,me enrutaron,sin compasión,hacia la camioneta que me esperaba en un patio interior del juzgado.
-Eres una mierda muchacho!-dijeron al unísono-!Que te coman los gusanos y que Dios,si tiene tiempo,se apiade de ti!-acabaron de decir cuando me lanzaron al interior del vehículo.
No quise ni pude llorar porque la rabia evaporó mis lágrimas si es que las había dentro de mi cuerpo.
El abogado que decía ser mi abogado,un hombrecillo delgado y enjuto,de pasitos tan afeminados y pausados que parecía contarlos;con un bigotito recién estrenado y con manos de niña inofensiva se acercó a la ventana de la camioneta para consolarme.
-Muchacho-dijo con voz aparentemente conmovida-,veré si puedo hacer algo por tí.
Quise olvidarme de sus ojitos de ratón,de sus dedos largos y sudorosos,de sus manos aniñadas y frías y de su pantalón gris con las perneras perfectamente planchadas.
Hoy 24 de Agosto de l968 he tenido la suerte que Jerónimo Rayan,el viejo jorobado encargado de la escasa biblioteca de la cárcel,se acercara hasta mi calabozo para entregarme un paquete con folios y dos lápices de color,no sin antes advertirme con muchos gestos,que tuviera precaución "porque cuando el capitán amanece con malas pulgas-me advierte-es capaz de acabar hasta con su propia madre y tú no escaparás Nicolás Padrón,entonces,del interrogatorio porque querrá saber quién te suministro el papel y los lápices y te preguntará:
quién te está ayudando maldito gusano y de dónde sacaste estos malditos lápices y si los conseguiste fué a cambio de qué favores maldito canalla.Asi que cuídate muchacho-me volvió a repetir el enfermizo bibliotecario-sé prudente y por mi parte tan sólo espero que esos veinte dólares que me entregas no serán ni falsos ni robados".
-Te los puedes llevar tranquilo Jerónimo Rayán-le dije reservándome cierto resquemor porque me molestaba que dudase de mi.
El viejo bibliotecario abandonó el estrecho postigo de mi puerta produciendo un ruido singular de pasos asimétricos y cuyos ecos iban imparables a lo largo del corredor,pues el pobre hombre además de jorobado arrastraba literalmente el pie izquierdo como si fuese un apéndice ajeno a su propio cuerpo.
Maldito o bendito viejo!-pensé para mis adentros-es tan víctima como yo pero más zorro e inteligente que todos los estúpidos que aseguramos en medio de nuestra desesperanzas fugarnos,tarde o temprano de esta prisión de mierda.
El poder desahogar el alma en estas hojas de papel me da un alivio interior que se me hacía,desde mucho tiempo atrás,desconocido.
Por fín he podido saber,gracias a Jerónimo Rayán,que hoy estamos a veinticuatro de Agosto de 1968.Desde hace tres años la vida,mi vida,la única que me ha tocado vivir,se paró entre las paredes de esta cárcel y mis ojos ilusionados de antaño se quedaron petrificados mirando hacia ningún sitio.
¿Por qué he de pagar pena por un delito del cual soy inocente y del cual no soy absolutamente consciente? ¿Por qué? ¿Por qué?.Si hubiese asesinado a un enemigo estaría realizado en mi condena porque habría satisfecho mis deseos a cambio de mi libertad,pero ni de eso puedo vanagloriarme si es que cabe vanagloria en la muerte ajena.
En la oscuridad producida por el alcohol,ausente mi conciencia de la realidad,me declararon fratricida y mi alma sabe que no lo soy y me duele hasta lo infinito el no poder saber quién fue el asesino de Eduardo YArza y la angustia de no saber quién urdió esta trampa en la que caí me ahoga y me aprieta en la nuca como si quisiese acabar definitivamente con lo poco que queda de mí.
Pero la máquina del poder social,esa máquina inclemente y apisonadora de mi libertad logrará tenerme recluido en esta isla y en esta prisión hasta el día en que se doblen mis huesos,y entonces,tal vez cansados de alimentarme y de soportar mi vejez decidan lanzarme al aire de la sociedad y si esto ha de suceder sucederá cuando cumpla mis ochenta años cuando ya seré un resto humano,cuando ya no querré mirarme en ningún espejo,cuando ya se habrán escapado definitivamente de mi alma y de mi cuerpo las delicias de la vida que soñé vivir.
¿Qué te has hecho juventud?-me preguntaré entristecido por el dolor del tiempo que no pude vivir.
¿Por qué no tuviste oportunidad de jugar como los demás humanos al amor en noches de luna y fragancias deliciosas con mujeres que arropasen tu cuerpo y te mirasen con ojos dulces y sensuales?
¿Por qué no engendraste niños de caras limpias?¿Por qué Nicolás Padrón,por qué fuiste un proyecto tan inútil?.
Y en aquellos futuros tiempos no tendrán fuerza ni resistencia los espejos de la tierra para soportar la mirada melancólica en mis ojos ancianos que se privaron de los cultivos acamados por el viento tardío,ni podrá resistir el azogue el sudor de mis manos ancianas , temblorosas y frías porque la vida pasó por mi cuerpo como pasa el viento errabundo entre los huecos de la rocas.
Hoy,el viento venido desde las arboledas lejanas en el momento de morir el sol en el horizonte,me trae mezclados olores de paz momentánea,de esencias ignoradas,de esperanza quizá;también de cierta lucidez que me quiere traer una pizca de tranquilidad para entender el por qué vine a caer en redes tan sucias.Agradezco y bendigo,a pesar de todo,al viejo bibliotecario Jerónimo Rayán el que haya permitido a mi alma el explayarse sobre el papel,el que le haya brindado la oportunidad de que una leve chispita de esperanza auto redentora anide,aunque sea brevemente,en los intersticios de mi alma.
He perdido el instinto del recuerdo porque no es bueno recordar cuando se está enjaulado;he abandonado los campos de mi primera alegría;sólo he acumulado penas y el certero convencimiento de que en la cárcel sólo se puede ser peor.Me rodean caras displicentes y abandonadas a sí mismas,inquietas y llenas de odio,obsesionadas en su maldito destino del cual sólo piensan burlarse escapando,no saben cómo ni cuándo,hacia un mundo que consideran mejor.Algunos,incluso,desean vivamente formalizar una rebelión y así,en medio del caos y de la tragedia,poder escapar en cualquier bote hacia la libertad que los espera en la orilla distante.
Aún debo purgar tres meses más en este calabozo húmedo al que llaman la suite de los muertos.Pero mientras logre la luz del sol penetrar tímidamente con su estrecho rayito,podré,al menos,escribir hasta reventar.Sí,debo escribir porque intuyo que esto será el hilo de Ariadna que me conducirá hacia una nueva libertad que tal vez desconozco,hacia una alegría tal vez cercana y presente en medio de estas estancias malditas y malolientes y de este destino torcido y confuso.El precio que han pagado mis ansias de libertad ha sido el verme privado hasta de la escasa libertad que gozan los otros presos que al menos pueden salir,bajo estrecha vigilancia armada,hacia las orillas del mar a recoger cocos y disfrutar de esa libertad que al menos les permite soñar sobre las crestas del océano y debajo de la nubes pasajeras del cielo que algún día,podrán ser libres definitivamente y respirar mejores aires.
No!,No! intentes más escapatorias Nicolás Padrón porque algo interior te dice que en la próxima no tendrás la suite de los muertos sino un puñado de balas que acabarán desde una garita con tu vida inquieta y vulgar!
Sí,es verdad.No maquinaré más escapatorias porque si me han perdonado dos veces la vida,no gozaré de tres oportunidades porque tengo el certero presentimiento de que mi destino ha sido sentenciado por el capitán:"Si dentro de tres meses-habrá dicho a sus policías-cuando Nicolás Padrón abandone el calabozo intenta escapar de nuevo,dispárenle al corazón y así acabamos de una vez por todas con esa rata humana"
La luz casi ha huído de mi pocilga.Debo esperar pacientemente al sol de mañana que regresará lleno de brillo y calor.Siento ,a pesar de todo,un breve alivio en mi ánimo y cierto descanso en las fibras de mi corazón gracias a ti amigo papel y a tí mi querido amigo lápiz.Te doy,también a ti,gracias profundas,viejo jorobado bibliotecario por haberme conseguido estas hojas de papel y porque no hiciste oídos sordos a mi suplica.
Escucho a lo lejos los pasos acompasados de los policías que custodian la prisión y a pesar de que mis oídos quieren hacerse con el ruido armónico del mar,sólo logran descifrar los murmullos de los pobres locos que gritan desde la camas de la enfermería rogando a Dios clemencia y,a"su santísima y maravillosa majestad el capitán Arnulfo Rendón"para que les deje marchar,antes de morir,por esos mundos ajenos al alambre eléctrico.Puedo también escuchar en medio de los chillidos desgarradores y de las frases maldicientes e incoherentes de los prisioneros,el estridular de los grillos.
Arriba,sobre el grueso cristal de la claraboya se acaba de posar una luciérnaga.Pensé que era un lucero detenido en su crucero celestial.
No veo casi nada.No acierto a escribir porque la luz se ha marchado casi por completo.Mañana será otro día.No sé si hoy me traerán el mendrugo de pan mojado.Da lo mismo.Bendita ilusión la del desesperado.
!Hermosa luciérnaga para quién esta escaso de luz interior!
Durante el sueño de anoche tuve la visión de un pájaro de papel muy blanco que se posaba,como la luciérnaga,sobre la claraboya y que con su grueso pico lograba quebrar el vidrio dándome así la opción de escapar por el estrecho círculo.
Sí,cada página que escriba,se me ha ocurrido después de la imagen nocturna,la convertiré en una pájarita de papel,sí Nicolás Padrón,no es mala ocurrencia la que te ha venido a bordo del sueño.De esta forma los policías y todos los habitantes de esta isla prisión pensarán que te has vuelto loco fabricando pajaritas de papel con los desechos de cualquier cuaderno abandonado.Haré vencejos,golondrinas,palomas,gaviotas,halcones,canarios y todos volarán ,en este mi breve espacio,día a dia,guardando entre sus alas las líneas escritas por mis recuerdos y mis vivencias.
Pienso que ha sido la luciérnaga la inspiradora de la idea.íNo!,ha sido el sueño,sí definitivamente ha sido el sueño porque si no hubiese soñado con el pájaro que de un picotazo rompía el vidrio de la claraboya para brindarme la posibilidad de libertad,quizá nunca se me hubiese ocurrido guiar la imaginación hacia esta estrategia de fabricar pajaritas con las hojas de mi diario.íSólo le importará a los guardianes mi locura de papel y no mi conciencia escrita en él!
Te dedico,luciérnaga amiga de mi tarde y de mi noche,a tí a quien desde ahora,llamaré "Luz Benigna",estos pensamientos,recuerdos,sentimientos de dolor y alegría arrancados a mi alma por medio de este lápiz y de este papel.íSeas siempre bienvenida Luz Benigna ,siempre,a mi escaso recinto y tú mi luminoso y pequeño insecto conviértete en la luz de mi conciencia dormida y medio muerta!
La angustia sembrada en medio del alma en el momento en que te ves privado de la libertad llega a enceguecer el sentido vital.Los poros se inundan de sustancias amargas;los respiros se hacen cortos y pesados como el plomo;las lágrimas se petrifican en el interior y la cascada de rabias e impotencias nos revela con toda la fuerza la cara de ese destino que sin saber cómo te ha tocado vivir ahondándote,cada vez más,en regiones oscuras de desespero y olvido de tí mismo y de cuanto te rodea.
Entonces ¿qué debes hacer Nicolás Padrón y Fuentes?¿Rendirte ante la evidencia irreversible de los acontecimientos? ¿Gritar como un loco reclamando justicia a estas cuatro paredes que nada dicen?
¿Desahogarte lleno de odio hacia esos autómatas carceleros y jueces que al igual que los policías y militares sólo parecen estar dispuestos a matarte en vida sin que escuchen raciocinio alguno? ¿Amas en algo,Nicolás Padrón,el poco respiro que te queda?.Pues rebélate!,busca caminos fantásticos;dile al destino que no logrará amedrentarte ni humillarte y que tú con tus escasas fuerzas puedes enviarlo a los mismísimos infiernos y que a pesar del abandono y pobreza en que te ha dejado podrás inventar otro nuevo destino.íSí Nicolás Padrón!,nadie ni nada podrá acabar con esa fuente íntima y toda tuya que es la imaginación;nadie podrá hacerse con las riquezas que tu espíritu coseche en medio de la tristeza del calabozo;nadie podrá prohibirte imaginar;nadie podrá evitar que seas profundamente feliz y armónico a pesar de las miserias que han depositado sobre tus respiros;ningún hombre ni ninguna fuerza del cielo ni de la tierra logrará domeñar tu espíritu rebelde y decidido a encontrar y conquistar otro destino diferente a este miserable que te han colgado como un pesado fardo por medio de mentiras y maquinaciones.
Escucho los pasos de la bota militar inconfundible del capitán Arnulfo Rendón.Sus pasos se podrían identificar desde veinte leguas de distancia.Parece que su espíritu hablara por medio del taconeo arítmico y desacompasado de sus botas,de sus pasos que parecen arrastrados por fuerzas que le son desconocidas a él mismo.
Tengo la extraña intuición de que se dirige hacia mí,hacia esta suite de los muertos y para desgracia de mi pobre carne de prisionero nunca falta su maldita presencia para humillarme con sus palabras sarcásticas como si hallase un gran placer ensañándose en el espíritu sufriente de sus víctimas.Según el viento de humor que trae entre sus sienes se manifiesta extrañamente paternal brindándote consejos para que la vida se haga más soportable en medio de la mierda o para recomendarte en medio de un mar de risas alocadas y burlescas que lo mejor que puedes hacer es aceptar tu situación vergonzosa"porque al fin y al cabo querido muchacho-dice acentuando con machaqueo irónico-la mierda sólo merece guardarse en las pocilgas,en las suite de los muertos y en los retretes que para eso están hechos,sí,para eso y nada más,¿entendido muchacho?"
No quise dejarme sorprender por su voluble estado de ánimo.Escondí como mejor pude mi única riqueza:mis folios en blanco y mis lápices,esos aliados maravillosos que parecen querer quedarse para redimirme.Dejé,sin embargo desparramadas por el suelo,algunas pajaritas correspondientes a mis escritos de días pasados.
Arnulfo Rendón sólo tuvo curiosidad por observarme ligeramente porque sólo levantó el pistillo del postigo de mi puerta y dirigió sus ojos grises hacia el interior de mi estrechisimo calabozo y se marchó sin decir nada cuando se cercioró de mi presencia.Sin embargo el momento en que sus ojos grises se hallaron con los míos,su nariz se halló presionada por un estornudo que retumbó en todas las estancias de la cárcel.
-Es el capitán Arnulfo Rendón que acaba de ser asaltado por una gripe que ojalá lo mate-alcancé a escuchar a un prisionero que lo comunicaba,a través de sus barrotes,a otro desveturado compañero que se hallaba situado enfrente de su celda.
_íMaldita alergia!-chilló el capitán después del tercer estornudo .Hizo una breve pausa después de su último "achije" como para que alguien le dijera:íJesús!,o íSalud capitán!.Pero nadie le quería y ni yo ni nadie dijo ni mú.
Comprobé,una vez que se alejó el agripado capitán , a través de mi postigo que dejó abierto,cómo se revolvía buscando en todos los bolsillos de su uniforme un pañuelo que no aparecía por sitio alguno y también pude observar cómo se limpiaba el chorro de mocos que salía de su nariz con el dorso de la mano.Me llamó igualmente la atención el que se hubiese cortado la escasa barba que disimulaba en algo el color verdoso de sus cara y pude comprobar cómo una prematura calvicie ganaba terreno por la entrada de su
frente.
_íQue te pudras Nicolás Padrón-alcancé a escucharle mientras se dirigía en busca de algo que no sabía qué podría ser-y que te consumas hasta que nos dejes en paz!.Entonces entendí que con sus gestos y su acento de voz me hacía culpable de la repentina afección nasal que le conmovió la nariz una vez que hubo abierto el postigo de mi calabozo.Le ví,entonces girar rápidamente sobre sus talones y se vino hacia mi postigo para cerrarlo con violencia desmedida y se molestó al comprobar que el pasador entraba rechinando y con dificultad en las armellas que estaban casi oxidadas.
-íMalditos carceleros,nunca se preocupan de aceitar nada!-dijo mientras se perdía por el largo tubo del corredor.
Miro hacia lo alto de la claraboya y observo que el día está cambiando de gris a azulado.Si al menos limpiasen el cristal empolvado y sucio de mi claraboya podría entretenerme contando nubes,seguir sus dibujos,adivinar en sus formas caprichosas formas que alivien mi espíritu.Mi única esperanza es que la lluvia de una recia tempestad logre al menos quitar la última capa de tierra y polvo.
íHace tanto que no llueve!