292-LA SIESTA DE MACONDO

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292-LA SIESTA DE MACONDO

“La tarde reventaba rayos contra el occidente y las nubes grises semejaban elefantes dispuestos a regar con sus enormes trompas acuáticas la tranquila siesta de Macondo.

Nadie ocupaba los espacios de la plaza porque las campanas de la iglesia recordaban,según me narró tiempos atrás Juan Sebastian Espitia ,viajero impertinente, que la siesta es sagrada en Macondo porque en ella se tejen los mejores sueños que humano alguno puede imaginar.

Como forastero desprevenido que desconoce las reglas vitales que rigen el sueño macondiano , tuve la extraña sensación de interrumpir el sagrado respiro de sus habitantes inmersos en poderosos sueños que con el correr de los días y de los años se convertirían en realidades tal como lo había anunciado el último cura venido a bordo de un carguero portugués.

Ante la ausencia de gentes resolví sentarme en el banco de guadua que daba espalda a la fuente de cuatro gárgolas que representaban los cuatro elementos de la naturaleza.

Impaciente y cansado me di en contar una bandada de patos que volaban huyendo de la tormenta y llegando el conteo al 328 me vi hundido en un pesado sueño del cual no podía escapar:una mujer que venía vestida de adivina cargando en sus espaldas un niño al cual no pude identificar se me acercó para declarar con acento solemne: Soy Pilar Ternera y el niño es Arcadio.

Eres forastero?-me preguntó la mujer que tenía los ojos aguados.

Por qué lloras?-le pregunte enternecido ante la triste expresión de la mujer.

Eres forastero?-repitió la mujer sin responder a mi pregunta.

Vengo de Cartagena y perdí,hace dos días, mi caballo Espuma en una apuesta con unos caballistas que viajan hacia Santa Marta .

Eres como la tormenta muchacho,nunca se sabe donde pararás y a quien entregarás tus aguas-sentenció la mujer.

La mirada de Pilar Ternera se tornó dulce y sus ojos ya no estaban aguados sino brillantes como diamante.

Este niño que ves es Arcadio y llevará sobre sus hombros el destino de muchos Arcadios y se perderá como tú por esas maniguas de la historia porque tarde o temprano todos nos perderemos en los laberintos de la eternidad.

La gárgola del fuego ,ante las palabras de la mujer, en vez de agua lanzó una poderosa llama que abrazó mi espalda.

No te aflijas Jose Sufrimientos exclamó Pilar Ternera poniendo al descubierto mi nombre.

Me conoces?-le pregunté con la respiración acelerada pues a nadie había dado mi nombre y gustaba de andar en anonimato permanente porque cuando no saben tu nombre es como si no existieses y es más fácil dominar la propia historia.

Antes,en la historia antigua de Macondó ,te cargué como lo hago ahora con Arcadio-recitó

Pilar Ternera dando a entender que yo también era uno de esos hijos extraviados de José Arcadio Buendía

Entonces escuché un poderoso rayo que se clavó en la espadaña de la iglesia acallando las campanas y sometiendo a todos los macondianos a un repetino despertar.

Las gentes salían de las cosas con los ojos aún acosados por sueños inconclusos pues la siesta se abortó ,cuestión que Pilar calificaba como el peor augurio porque si los sueños concluyen sin definición nadie sabe lo que puede pasar en la historia inmediata de Macondo.

La gárgola del aire sopló con tanta fuerza que los tejados reventaron alambres y las mujeres aún atontadas por la siesta inconclusa se vieron elevadas por los aires porque sus ropajes embestidos por el vendaval se convirtieron en globos que las transportaron a los puntos cardinales en tal desorden y algarabía que Pilar Ternera exclamo evidenciando sus palabras:Te lo dije,la siesta interrumpida nunca es buen augurio y vaya Dios a saber que otros acontecimientos asaltaran la vida de los macondianos.

Cuando Pilar Ternera concluyo el pensamiento,las gárgolas del agua y de la tierra se desprendieron de la fuente y el agua venida a lomo de las nubes del occidente y las propias de la fuente ,anegaron la tierra toda de Macondo convirtiendo al pueblo en una nueva arca de Noé pues las casas flotaron como si un destino naval estuviese trazado desde siempre.

Entonces ante la revelación de los extraños sucesos Pilar Ternera con los ojos aguados nuevamente ,se lanzó para abrazarme y decirme con la mayor ternura de la creación:José Sufrimientos,eres otro de los hijos de José Arcadio cuya identidad permaneció oculta hasta el día de hoy..”

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