181-MARIANETTE LLOPIS GAVERA
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181-MARIANETTE LLOPIS GAVERA
Decía John Ordaz Klism que en su consultorio de sicología nunca se había encontrado con una persona adicta,casi religiosamente,al mineral del amianto porque una extraña revelación le había sido hecha cuando se encontró perdida en las selvas de Indonesia .Decia Marianette,como era su nombre,que gracias a la visión que la asistió cuando se encontraba a punto de morir por inanición un hombre a quien identificó como ángel le mostró en medio de la fiebre que sufría,una corona de Victoria,como las del laurel romano,hecha con fibras de amianto.
“Busca esta corona que es tu salvación y constrúyela con la fibra que te he mostrado”-le dijo el supuesto Ángel.
Un cazador llamado Aminato la encontró y pudo salvarla.Fue tal el agradecimiento de la mujer que prometió dedicar el resto de su vida a propagar ,como si de misionera se tratase,la validez y protección que ejercen las coronas hechas de amianto en casos de extrema necesidad o de eminente peligro de muerte tal como a ella le había sucedido.
El doctor Ordaz cuando escucho la historia de la mujer solo se atrevió a sugerirle que las visiones habidas en extremo peligro son producto de la propia fiebre e inanición sufridas y que la casualidad del mineral de la corona llamado amianto y el nombre de su salvador Aminato era solo eso,pura casualidad.
Pero Marianette a pesar de haber acudido al sicólogo por recomendación de su familia,no estaba para tener oidos a las recomendaciones del sicólogo y sin parar mientes a la inconveniencia de utilizar en las coronas las fibras de amianto que es lo mismo que decir asbesto se dedicó fervorosamente a construir coronas con el revelado mineral fabricándolas en amarillo para quienes sufren de altas fiebres y paludismo,azules para quienes padecen de los pulmones ,rojas para quienes padecen de mal temperamento y moradas para las afecciones del alma sin olvidarse de las coronas blancas para quienes se hallan en dificultades extremas llamese estas pérdidas en selva o en alta mar,ahogamientos,torturas,caídas y accidentes .
Y fueron tantas las horas que consumió en su empeño que cierta tarde de esas en que se piensa que todo va ser normal sintió que debería cambiar su propia corona blanca de amianto por una corona azul porque sus pulmones empezaron a ventilar con dificultad y a pesar de que trató de espantar esa mosca de la duda ante la inconveniencia del amianto,la espantó diciéndose que simplemente era cuestión sin importancia y que en un par de días volvería a la normalidad pulmonar,pero que va!,le costaba cada vez más respirar y entonces como César romano se calo la mejor corona azul que jamás fabricó porque pensaba que así echaría fuera el problema pulmonar.
Y en otra tarde de esas en que parece que uno no se va a morir,Marianette se murió,sí,se murió porque se le atragantaron las coronas que vendió a lo ancho y largo de la nación porque el tal amianto o asbesto que se le había aparecido en la revelación en las selvas de Indonesia no era nada más ni nada menos que la cuenta pendiente que tenía con la muerte,cuenta que además dejó pendiente a todos aquellos que coronan su esperanza con esa fibra mineral .