174-CARIATIDE FERRER LLANERAS
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174-CARIATIDE FERRER LLANERAS
Me inquietó su mirada porque no pude interpretarla y no me atreví a juzgarla a pesar de que la llamaban fría y calculadora.
Hija de pastor cristiano y de madre atea creció en medio de la incertidumbre.Su padre le hablaba del Dios Todopoderoso y su madre le desmontaba las creencias haciéndole girar el pensamiento hacia la realidad cruda e inmediata.Si Dios existe-decia su madre-ese Dios es de todos y no ese pobre Dios exclusivo y castigador de tu padre,acaso tu padre y yo pertenecemos a dos
creaciones diferentes?
Cuando hay hombres como tú padre que dicen ser enviados de Dios respétalos y compadecelos pero no asumas esa verdad que predican porque los mueve la emoción y no la razón.
Su padre al escuchar los consejos de la madre le decía:mira hija,no puede ser hijo de Dios quien lo niega,quien niega a los enviados por Dios..
Cariatide miraba a su padre y sentía hacia él ternura porque le parecía que navegaba en un mar sin fondo y su razón más bien se inclinaba hacia la racionalidad de la madre a quien hallaba más centrada,más ecuánime y más cercana a la sana razón.
Convencida de la racionalidad de la Creación al observar la perfecta interacción entre las criaturas como si se tratase de perfecto reloj ,optó cumplida su mayoría de edad por navegar con los dictados de su razón y con las reglas que imponía su corazón.
Quiso entonces involucrarse con diferentes líneas de pensamiento humano y pensó que la mejor vía para lograrlo era comprometerse con diferentes organizaciones humanas para entender mínimamente la contradictoria variedad del pensar.
Viajó a Francia e ingresó en convento de monjas de clausura.Se desenvolvió con tal soltura y alegría que llegó a pensar que su padre gozaba de cierta razón al decirse enviado de Dios porque ella,Cariatide empezó entre silencios,cantos gregorianos y vida adusta y organizada a sentirse muy vecina del Todopoderoso y se le despertó el extraño instinto de participar a todos los no creyentes de las mieles que emanaba ese fabuloso árbol de la vida contemplativa,y llegó en medio del extasis litúrgico a compadecer la racionalidad cruda de su madre quien se hallaba muy distante de los placeres espirituales que ella degustaba.
En una mañana de meditación sintió que era la hora de abandonar los hábitos y de sumergirse en el agua fría del mundo exterior donde confluían tan disimiles ideas y luchas por el diario vivir.
Se afilió,entonces,en un grupo de ideas comunistas donde la lucha se centraba en un mundo donde debía de prevalecer la justicia equitativa pero la vida y la sociedad dictaban otras razones de egoísmo,de lucha individual y todo el odio que se despertaba en su corazón hacia aquellos que explotaban a los débiles de la sociedad lo dirigió hacia el cielo preguntándole a Dios porque se ausentaba de los pobres y miserables y por qué convenía con las tropelías que los poderosos ejercían hacia los débiles ...y no hubo respuesta porque la vida tiene un sentido y nunca debe ser preguntada y nada de pedir respuestas al Dios de su padre y si a los hombres que son quienes viven el desorden y la injusticia social.Sintió entonces que su corazón estaba en la brecha correcta y que su razón dictaba con voces de grito que debería unirse a grupos de lucha armada como único camino para redimir a la pobre sociedad humana y cambiar el infame destino que vivían las gruesas masas de la sociedad siendo abusadas e infelices gracias al poder y el egoísmo de unos cuantos que perduran en el poder.
Sin comunicarlo a sus padres Cariatide Ferrer Llaneras ingresó al Ejercito de Justicia Social donde aprendería las artes de la guerra.Cuando se presentaba delante del comandante en las recónditas montañas del país,una bala perdida la hirió mortalmente el el mismo instante en que pronunciaba las palabras:sí mi comandante,luchareeeeeeeeeeee.
Sus padres conmovidos conocieron su historia dos años después cuando un fuerte muchacho se presentó delante de ellos y con gesto conmovido les dijo:estas son las cenizas de Cariatide Ferrer Llaneras y una vez que les narró someramente lo sucedido desapareció sin dejar rastro alguno.
-mi hija es una heroina-dijo la madre conmovida.
-mi hija fue una ilusa por haber creido en tus ideas.
Se adentraron en la casa en silencio porque la vida,al fin y al cabo,regia los destinos humanos sin que ellos pudiesen controlarlos a pesar de sentirse él enviado de Dios y ella de ignorarlo.
Solo guardan de Cariatide aquel dibujo callejero que se hizo acompañada de su dócil urraca llamada Incertidumbre.