162-MARGA Y VENTO

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162-MARGA Y VENTO
Acudieron al juez para dirimir aquel conflicto que traían desde veinte años atrás.Se amaban pero sus corazones y mentes navegaban en otros y extraños amores.Cuando el juez los vio entrar sospechó que alguna locura rondaba la vida  de aquella pareja y no percibía en sus rostros ni aspereza por rabias,ni malos gestos del uno hacia el otro.
Cuando Vento relató que en veinte años de matrimonio no había logrado que Marga se desprendiese del caballito de madera Lulo que arrastraba a todas partes y que no le valían los consejos:Margarita de mis amores-decía el marido-mira que nos miran,mira que te creen loca,miran que me dicen loco por vivir con loca,mira que ese caballito fue el de tu infancia...y dado que eran inútiles estos y mil consejos más,había tomado la determinación de separarse por tiempo indeterminado de su amada esposa si ella no se desprendía de aquella obsesión llamada  caballito Lulo.Los tres hijos se acostumbraron  ver a la madre siempre atada a ese caballito al cual prometió no separarse nunca y ellos no se sintieron molestos con la actitud de ella y más bien se preocupaban de limpiar al caballito,de barnizarlo cada tres meses,de quitarle las pelusas que se le adherían a las patitas en las largas caminatas a lo que lo sometía Marga e incluso sugirieron a la madre que le hiciese poner ruedas para que el caballito no sufriese de ese caminar a traspiés recogiendo tanta suciedad en su cuerpo de madera .
El juez habiendo escuchado a Vento pidió a Marga que hablase si tenía que decir algo contra el marido.
Poca cosa señor juez-contestó  la mujer mientras levantaba el caballito del suelo y recogía la cuerda que lo ataba.Vento mi esposo vive lejos,su corazón y su alma viven atados a extrañas y raras naves que dice ver a diario y no sé si vivo con habítante de otro planeta..mira Vento,le digo:estoy aquí,mira Vento que soy tu esposa,mira que nadie te mira desde extraña nave,mira Vento que los hijos están tan lejos como quienes andan en esas naves,mira Vento que son cosas de la imaginación y asientate porque podemos ser felices tú en el suelo y yo con mi caballito Lulo y con nuestros hijos.
El juez que no podía contener la risa pidió a Marga que le prestase el caballito.Esta se atrevió a dejarlo al juez desatando el hilo que se envolvia en su mano,concesión que nunca hizo a nadie.
El juez observó el caballito,acarició su cabecita,pasó sus dedos sintiendo la suavidad de la madera desgastada por los años y quiso sentir lo que Marga sentía arrastrándolo con su hilo de cañamo.Colocó  el caballito en el suelo,pidió permiso a Marga y Vento ,salió al exterior y se marchó calle abajo. 
Hasta el día de hoy nadie sabe dar razón del juez,ni del caballito Lulo..

Que cosas tan extrañas nos pasan!-cantaron los tres hijos al unísono.

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