153-DAVIDA VON RESSUSMAN
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153-DAVIDA VON RESUSSMAN
Se creyó adivina desde que nació incluso se dice que adivinó su propio nacimiento y esto lo certificó públicamente en Berlín demostrando que uno elige su nacimiento y su muerte.
En el otoño de 1943 creó su taller de adivinanza en el cual utilizó un revólver como medio de adivinación.
Colocaba el revólver en posición arbitraria sobre la mesa y decía a su cliente que tomase el arma,descargada.Según la mano que la tomase,las reacciones que producía,las veces que la tomaba o dejaba en reposo,la posición del cañón y las palabras que pronunciaba le servían para analizar la persona y esto le permitía crear los parámetros sobre los cuales dirigir la adivinación.
Cierto día un capitán de la werhmach sintió curiosidad por conocer por medio de Davida su futuro en la guerra.
-quieres conocer tu destino por medio de la prueba del revolver,del tarot,de las manos o con el poso del café?
-el hombre que tenía prisas militares eligió el revólver.
DAvida lo hizo sentar y colocó su webley Scott sobre la mesa para que lo tomase el capitán.
-no,no dijo,el militar.Haremos la adivinanza con mi pistola parabellum.
-descárgala por favor pidió Davida.
-quisiera que me adivinase con ella cargada si no es molestia.
Davida tomó el arma del capitán y extremando el cuidado la depositó en la mesa.
-tómela por favor-indicó Davida.
La adivina guardó silencio y el hombre asumiendo que ella leía durante la concentración lo que a él le deparaba el destino ,pensó que un mal augurio era visionado por la adivina por los gestos que reflejaba su cara y distraído dejó caer involuntariamente la pistola con tan mala fortuna que se disparo hiriendo mortalmente a Davida .
El militar asustado por lo sucedido guardó la pistola y abandonó el lugar después de colocar a la muerta en un pequeño diván del taller.
Dos días después el capitán entró en batalla y fue muerto accidentalmente por un compañero que hacía limpieza a su mauser de dotación.
Cuentan algunas leyendas que una vez finalizada la guerra Davida fue hallada adivinando la suerte en una pequeña habitación de una casa semiderruida de Dresde.
